jueves, 18 de julio de 2013

Las rebajas de verano del Barça

La escuadra blaugrana ha logrado asentarse en los últimos años como uno de los equipos de fútbol de mayor solvencia del planeta. La fórmula que inició Cruyff con el único objetivo de mimar el esférico, de tener el control total sobre el juego, llegó a la excelencia décadas después con la llegada de Pep Guardiola. La clase de los Iniesta, Xavi, Messi... reinventó el deporte rey y dejó a medio mundo pasmado. Pero está claro que el Barça no maneja el mismo toque que practica en los terrenos de juego dentro de los despachos. Las operaciones de mercado son una auténtica ruina para el club. En el último lustro parecen emperrados en perder dinero, es como si alguien les hubiera indicado mal las directrices. Comprar al alza y vender a la baja. La venta de Thiago, con una claúsula ridícula para la calidad del jugador, es la última de las operaciones financieras de dudoso éxito, pero no es ni mucho menos la única.
En el 2010, Sandro Rosell estrenaba presidencia y números rojos. Por aquel entonces ya advirtió sobre la difícil situación financiera en la que estaba inmersa la entidad. «Hay que ir con cuidado, no estamos bien desde un punto de vista económico. Tenemos un nivel de deuda estratosférico, muy grande, de 489 millones de euros más lo que falta por pagar de Chygrynskiy e Ibrahimovic». Estas declaraciones las dio días antes de vender a ambos jugadores, fichados la temporada anterior y sin haber finiquitado aún la cantidad adeudada. El central, cuya contratación fue enérgicamente encargada por un obcecado Guardiola que llegó a plantear públicamente que «o Chygrynskiy o nadie», fue un rotundo fracaso. En la ciudad siguen sin explicarse aquel error de Pep. Prácticamente no participó en el único año que militó en el club y cuando lo hizo, sus actuaciones fueron paupérrimas. Se pagaron 25 millones de euros por el ucraniano, para venderlo un año después al Shakhtar Donetsk –mismo equipo del que procedía–, por 10 millones de euros menos. Un negocio redondo.
Con Ibrahimovic la transacción avanzó por los mismos derroteros. El sueco costó 46 millones de euros más Eto’o, valorado en 20 millones, para acabar siendo vendido una temporada más tarde a precio de saldo. Queda el consuelo de que Zlatan lo jugó casi todo y cuajó un gran año, siendo un pilar clave del equipo aquella temporada. Las desavenencias y la difícil relación con el «filósofo», precipitaron su salida el verano siguiente hacia el Milán. Berlusconi pagó 24 millones por el internacional, es decir, para el Barça la operación ‘Ibra’ supuso restar un monto total de 22 millones de euros a sus arcas, sin contar la pérdida del camerunés.
Pero no acaba ahí la cosa. A estos casos se les suman los de Keirrison, Henrique, Hleb y Martín Cáceres. Estos cuatro jugadores recalaron en la entidad con Joan Laporta de presidente entre el 2008 y el 2009, pero ninguno de ellos rindió como se esperaba –algunos ni si quiera llegaron a jugar un solo partido con el Barça, saltando de cesión en cesión en sus años de contrato–. En total, se ingresaron por las ventas de este cuarteto 3,5 millones de euros. Costaron 62.
Otro que se ha sumado este verano a la lista de operaciones deficitarias es David Villa. Por el asturiano el Barça pagó al Valencia 40 millones de euros. Por ahora el equipo blaugrana percibirá 2,1 millones por su venta al Atlético, aunque esa cifra aumentará 2 millones más si renueva otro año y si lo hace un tercero, otro ‘kilo’. En total pueden llegar a cobrar 5.1 millones de euros por el delantero, una ganga teniendo en cuenta que Villa es el mayor goleador en la historia de la selección.
Lo cierto es que el traspaso de Villa, a pesar de parecer sangrante, casi se podría dar por amortizado. Su aportación al equipo, sobre todo las 2 primeras temporadas, es indudable. En los tres años que vistió la camiseta, el delantero anotó 48 goles en los 119 partidos oficiales que disputó, promediando 0,39 tantos por encuentro. Siempre correcto, profesional y colaborador, aún cuando le tocaba ver como Alexis disfrutaba minutos en detrimento suyo. Es por el intachable comportamiento del asturiano por lo que el Barça ha rechazado ofertas más cuantiosas, atendiendo a los deseos del delantero, que quería contar con minutos de cara al mundial y jugar la Champions.
Resulta chocante que pese a la escandalosa deuda, el club pueda permitirse este tipo de lujos. Los créditos bancarios se amontonan año tras año sin que ello suponga un problema. Lo que para cualquier empresa sería la más absoluta bancarrota, en Barcelona parece no inquietar lo más mínimo. No tienen motivos para alarmarse. Después de todo, nadie intenta poner orden y frenar el despilfarro mientra ellos continúan haciendo fichajes millonarios.